El pueblo de Saint Sévère se dispone a celebrar una gran fiesta. Las calles se adornan con guirnaldas y banderas; la terraza del café está preparada para el gran baile popular. Los feriantes traen en sus carromatos los caballitos de madera, las tómbolas, el cine ambulante, las cucañas... Mientras reparte el correo, François, el cartero, deseoso de ayudar a los feriantes, monta con mucho heroísmo la cucaña, pero sólo consigue provocar catástrofes. En el documental que proyectan en la carpa del cine, François ve un nuevo sistema para repartir el correo y decide probarlo. A la mañana siguiente, cuando el pueblo despierta tras la fiesta, el cartero reparte su correo "a la americana".