Un juez cierra una fábrica de quesos por contaminación. El dueño, intentando volver a abrir su fábrica, soborna a un monseñor y este le apunta a un funcionario que podría prestarse a un arreglo. Al descubrir el gusto del funcionario por las mujeres de otros hombres, envía a su asistente tartamudo a contratar una prostituta que se haga pasar por su esposa.