Taipei es una ciudad en la que la parafernalia de alta tecnología de la vida moderna se completa con creencias que se remontan cuatro mil años en la historia china. El gran detective Huang Huo-Tu (Tony Leung Ka Fai) se está desmoronando. Como "pago" por su aporte para deshacer una trama de corrupción en el cuerpo policial, es trasladado a la Oficina de Asuntos Exteriores. Sus compañeros le han dado la espalda, y su mujer Ching-Fang (Rene Liu) está en trámites de divorcio. Pero entonces, tres horribles asesinatos sacuden el departamento. Los casos en principio no parecen estar relacionados, hasta que encuentran un misterioso fango negro en sus cerebros, junto con la evidencia de que todos han muerto en un estado alucinógeno. Se trataría de un asesino en serie, pero es el primero en la historia de Taiwán, y la policía no está preparada para llevar el caso. Con la gente al borde del pánico, el alto mando pide ayuda de mala gana al FBI, y le mandan a un experto, Kevin Richter (David Morse). Huang y Richter se ponen a trabajar, y encuentran un patrón en un antiguo diagrama taoísta. Es una fórmula para alcanzar la inmortalidad, que implica enviar a cinco malhechores a través de cinco terribles niveles de infierno. Eso predice que aun quedan más víctimas por llegar. Para Huang, parece posible que una fuerza sobrenatural esté en juego, una idea que el pragmático Richter se niega a compartir. ¿Están buscando a un astuto asesino o a un espíritu diabólico? Las pistas conducen a ambas direcciones... (FILMAFFINITY)