Durante el periodo de la posguerra, los analistas del Instituto Sueco de Estudios Domésticos descubrieron que, si se organizaban adecuadamente las tareas de la cocina, siguiendo el modelo de las cadenas de montaje de las fábricas, los beneficios económicos que se derivarían para la unidad familiar y para la sociedad podían ser ingentes. Tras describir el comportamiento del ama de casa sueca, los científicos quisieron ampliar la investigación más allá de los límites geográficos y de género en los que se habían movido hasta entonces. Para ello, enviaron a 18 observadores a la comarca rural de Landstad, en Noruega (una región caracterizada por la abundancia de hombres solteros) para que estudiaran los movimientos de éstos en la cocina. Los observadores debían estudiar a sus sujetos durante todo el día, pero sin dirigirles la palabra bajo ningún concepto ni interferir en las tareas de la cocina... (FILMAFFINITY)