En 1898, Daniel Plainview, un prospector en Nuevo México, extrae una veta de mineral potencialmente preciosa de un pozo de la mina. En el proceso de dinamitar la veta, se cae y se rompe la pierna. Con la muestra de plata, él sale de la mina, se arrastra a una oficina de análisis y recibe un certificado de plata y oro. En 1902, descubre petróleo cerca de Los Ángeles y establece una compañía de perforación. Después de la muerte de un trabajador en un accidente, Daniel adopta al hijo huérfano del hombre. Se refiere al niño, H. W., como su socio comercial, lo que le permite presentarse a posibles inversionistas como un hombre de familia.