Víctimas de las atrocidades de los Redlegs, James y sus hermanos menores, junto con Kit Dalton, deciden unirse a los Asaltantes de Quantrill y terminan participando en crímenes aún más graves.
Un entretenido western de bajo presupuesto de interesante guión y eficaz puesta en escena que entre sus alicientes tiene a un veinteañero Tony Curtis en su reparto, por entonces con apenas un año de experiencia frente a las cámaras.