Tras la muerte del vicepresidente de los Estados Unidos, el Presidente designa como sustituta a la senadora Laine Hanson. Su capacidad y su carácter son cuestionados cuando sale a relucir su poco convencional vida sexual ya desde cuando estaba en la universidad. Interrogada sobre el asunto y sobre su promiscuidad, ella se niega a responder; no está dispuesta a dar explicaciones ni al Congreso, ni a sus adversarios, ni a su familia, ni al Presidente.