Tras la muerte de Charlie, Alan se ve obligado a vender la casa y buscarse un nuevo hogar junto a su hijo. Justo en ese momento, llega Walden, un magnate de la informática que está en pleno divorcio y tras tratar de suicidarse en la playa de Malibú, decide comprar la casa y, en agradecimiento por ayudarlo a tratar de recuperar a su ex y con tal de no estar solo, decidirá acoger a Alan y a su hijo en casa.