Mientras investiga la misteriosa muerte de un buceador, la instructora de submarinismo Anne Kimbrough descubre algo terrorífico: los responsables son unos peces parecidos a las pirañas, pero con alas que les permiten volar. Cuando el número de muertos aumenta, Anne intenta por todos los medios convencer al director del club para que desconvoque la cena anual en la playa, pero éste está decidido a ofrecer a sus clientes la fiesta más original.