Aquí el protagonista, Simon (Dennis Waterman), parte en busca de su desaparecido hermano, Paul, un juerguista tarambana, que ha tenido que huir de la ciudad por un asunto de faldas. Le acompaña su novia, aunque el afecto de la chica parece que se lo disputan ambos hermanos. En el castillo de Drácula encuentran al sirviente del conde (que otra vez se llama Klove) que enseguida reconoce a la muchacha como el rostro que figura en el retrato que llevaba el difunto Paul. Simon es un absoluto ignorante en temas de vampirismo, por lo que tendrá que ser adoctrinado y guiado por un sacerdote local, sacerdote que será asesinado por un murciélago-vampiro que en la película parece desempeñar la función de correveidile de Drácula, manteniéndolo informado con sus graznidos de lo que ocurre en el pueblo.