Juan regresa a Moguer, su pueblo natal, después de estudiar durante algunos años en América. Sumido en sus recuerdos, se topa con un travieso borriquillo que lo sigue a todas partes y decide acogerlo en su casa. Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol, se acerca al animal para recuperarlo y acaba entablando a su manera una gran amistad con Juan, confiándole su alma y desnudando sus más íntimos sentimientos.