En su primera película para un gran estudio, Meyer simplemente hizo lo que había venido ofreciendo durante años (esto es: chicas neumáticas, diálogos delirantes e incorrectos -escritos por el famoso crítico de cine americano Roger Ebert-, además de sexo y drogas por doquier) pero a lo grande. Así consiguió, pese a su clasificación X, uno de sus mayores éxitos. (FILMAFFINITY)