Bajo la tutela de Meyerhold, Sergei lleva su ego y talento hasta al extremo para convertirse en el mejor cineasta del mundo. A pesar de que Stalin le da libertad para sus proyectos; sus palabras agudas, talento y temple lo ayudan a encontrar enemigos.
El precio de su trato con Stalin llega a su cúspide cuando la persona que más ama es asesinada: Meyerhold, su maestro.
Al perder su deseo por vivir, Sergei también pierde el miedo a la muerte; Sergei sostiene un espejo ante Stalin en el estreno de; Ivan El Terrible; y finalmente con esto, dice la verdad.
Dentro del éxtasis de su revolución personal, su corazón literalmente explota. Sergei burló al demonio de su vida; y al de su alma, también.