En esta cinta se nos narra la reacción que asume Tadeo, un mago callejero (muy bien caracterizado por Erando González), cuando se entera que tiene una enfermedad terminal y se lanza a la búsqueda de una reconciliación con su pasado.
Él sabe que no se puede ir dejando cuentas pendientes. En la mayor parte de su travesía, que sirve al cineasta para mostrarnos los bajos fondos de la Ciudad de México, lo acompaña un personaje peculiar, su asistente Félix (Gustavo Muñoz), quien es invidente además de estar involucrado en el tráfico de drogas.