Cross, un agente de la CIA, regresa a Washington al término de una difícil misión en París. Sospechoso de comunicar informes a Sergei Zharkov, agente del KGB, sufre la persecución de los hombres de McLeod, su jefe. Por fortuna consigue escapar y trasladarse a Viena. Cuando logran localizarle, mandan hasta la capital austríaca a un contacto francés llamado Laurier, que sólo tiene un objetivo: su muerte.