Infumable. Ese es el primer calificativo que me viene a la mente cuando veo las imágenes de “The Ring Thing”, o lo que es lo mismo, la cutreparodia (es decir, más abajo aún de Mel Brooks) de “El señor de los anillos”, pergeñada en Suiza, cuna, como todos sabemos, de algunos de los más grandes humoristas de la Historia. Descrita por la crítica centroeuropea (se ha estrenado ya en Suiza y Alemania) como la peor película de los últimos años, eso no ha sido obstáculo para que “The Ring Thing” arrase en taquilla y vaya camino de conseguir ser uno de los poquísimos filmes suizos estrenados en Estados Unidos (los derechos han sido adquiridos por Buena Vista). Rodada en escenarios naturales de aquel país, cuya belleza no tiene nada que envidiar a la de los empleados por Peter Jackson en Nueva Zelanda, la comicidad de esta película es, evidentemente, un zafio refrito del estilo que tan rentable ha resultado estos últimos años con las sucesivas entregas de la serie “Scary Movie” (chistes sobre elfas en tanga... os podéis imaginar), aderezado con cierto tono sucio, característicamente europeo y que (en el mejor de los casos) podrían remitir a los Monty Python de “Los caballeros de la mesa cuadrada”. El argumento es el siguiente: Friedo (Edward Piccin, actor suizo de gran parecido a Elijah Wood) es un apocado empleado de banco que se cae por el inodoro de un avión mientras ensaya el modo de pedir la mano de su jefa, Heidi. Tras aterrizar con su anillo matrimonial en medio de los Alpes, Friedo se topará con personajes como Sauraus, un señor del mal que quiere cocinar al mundo en una fondue de queso suizo; Almgandhi, un mago despistado, Schleimli y una princesa elfa drogadicta y calentorra.