Tras un naufragio, dos niños se ven obligados a crecer juntos y solos en una paradisiaca isla desierta. Al principio tratarán de sobrevivir mientras se divierten entre arena, cocos e inocencia, pero pronto los niños se hacen adolescentes... y los primeros síntomas hormonales aparecen. Así, esta romántica y simple historia de dos bellos robinsones americanos no sólo obtuvo un gran éxito de taquilla, sino que se hizo enormemente popular entre los jóvenes de los años ochenta. Dirigida por Randal Kleiser (que dos años antes había arrasado con "Grease"), lanzó a la guapa Brook Shields a un estrellato mediático que no se confirmó en las pantallas, y en cuanto a su compañero Christopher Atkins... creo que todavía está en la isla. Para quinceañeros sensibles y treintañeros nostálgicos. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)