Desde muy joven, a Jan Mikolášek le fascinaron las plantas y sus propiedades medicinales. Pronto, se convirtió en uno de los mayores “sanadores" de su tiempo. En los años treinta, durante la época de la guerra y posguerra, dedicó su vida a tratar sin distinción a ricos y pobres, a los nazis durante la ocupación y a los comunistas después de la guerra. Su popularidad acabó por irritar a las autoridades políticas. Acusado de ser un curandero charlatán, Mikolášek tuvo que demostrar la validez de su ciencia durante su juicio.