Dos sistemas: por una parte, la maquinaria nazi y, por otra, la diplomacia del Vaticano y de los Aliados. Pero dos hombres luchan desde dentro. El primero es Kurt Gerstein (personaje real), químico y miembro de las SS que se encarga de suministrar el gas Ziklon B a los campos de la muerte. Pero eso no le impide denunciar los crímenes nazis a los aliados, al Papa e incluso a los miembros de la Iglesia alemana a la que pertenece, jugándose de este modo su vida y la de su familia. El segundo, Ricardo, es un joven jesuita que representa a todos los sacerdotes que supieron oponerse a la barbarie, pagando muchas veces con su propia vida. Kurt Gerstein sabía lo que estaba ocurriendo y quería que el mundo entero también lo supiera. La película denuncia la indiferencia de todos aquellos que sabían lo que estaba pasando y decidieron callarse