Tras una difícil relación con su pareja, una mujer y su hijo de ocho años se acogen a un programa de protección de testigos. En el monitor de bebé que ella compra para controlar al niño, empiezan a oírse inquietantes sonidos procedentes de otros apartamentos. Por otra parte, empieza a recibir visitas de los servicios sociales que amenazan con retirarle la custodia dado su comportamiento sobreprotector.